sábado, 6 de diciembre de 2014

EL "FITNESS-KIDS": DUDAS DEPORTIVAS QUE TODOS LOS PADRES TENEMOS

¿Cuándo pueden los niños comenzar a hacer pesas?, ¿pueden acompañarme mis hijos en los rodajes suaves de carrera a pie? ¿Es bueno que los pequeños practiquen más de un deporte? 

Los niños son pequeños deportistas, todos somos conscientes de lo positiva y necesaria que resulta la actividad física en su desarrollo no solo físico, sino también social y psicológico. Pero centrándonos en las adaptaciones físicas, nos surgen multitud de dudas a la hora de aplicar ciertos contenidos, medios y métodos a sus niveles. Los niños parecen adultos en miniatura, pero lo cierto es que presentan diferencias que van más allá de la mera escala y debemos tenerlas en cuenta a la hora de plantear actividades físicas. 

Las diferencias no las encontramos tanto a nivel físico, sino más bien en adaptaciones fisiológicas y sobre todo desarrollo motor, ya que pasan por una etapa de adquisición de habilidades que quedarán fijadas a muy largo plazo. Está claro que la actividad física es una importante herramienta en la salud y mejora física en estas etapas de pleno desarrollo físico, sin embargo, además de inculcar buenos hábitos hacia una vida activa y alimentación saludable, como padres o entrenadores también tenemos la responsabilidad de tener los conocimientos y criterios mínimos que nos permitan estimular y optimizar todo su potencial, minimizando riesgos y alteraciones. La mayoría de las respuestas a nuestras dudas no son un claro "sí o no". En la mayoría de los casos todo depende de muchos factores que debemos conocer y valorar. 

Veamos algunos de ellos, que nos permiten valorar las adaptaciones que provocará la actividad física en nuestros hijos para aplicarla de la mejor forma posible, aprovechando todas sus ventajas. 

¿Pueden los niños entrenar la fuerza? 
 Muchos padres se preguntarán si el entrenamiento de la fuerza afecta al desarrollo de los niños. La respuesta es un rotundo sí, por supuesto que afecta, pero positivamente. Afecta al crecimiento, pero potenciándolo. Esto ya lo observó Kraemer en sus estudios a principios de los noventa y así aparece publicado en su libro "Strength training for young athletes" publicado por Human Kinetics o en el artículo de Hurley titulado "Does Strength training improve health status?" publicado en el "Sport and conditioning journal" de la NSCA. Desde entonces, hemos ido descubriendo los beneficios que un buen entrenamiento de fuerza tiene sobre el crecimiento del hueso. Eso sí, el entrenamiento debe estar adaptado a los condicionantes y características especiales en niños y niñas. 

Los estudios revelan que los niños y jóvenes, puberales y adolescentes, que practican programas para el desarrollo de la fuerza, poseen mayor densidad ósea que aquellos que no los practican. Todos los estudios consideran a los ejercicios de fuerza como el estímulo más potente para el crecimiento y desarrollo óseo. 

Ahora que sabemos que el desarrollo de la fuerza es fundamental y necesario, debemos pasar a la clave para su aplicación ¿cómo lo hacemos? 

Lógicamente la opción de apuntar a un niño al gimnasio para que siga una rutina dividida de ejercicios por grupos musculares no es la más acertada, estos métodos tienen como objetivo el desarrollo muscular, sin embargo, en los niños nos interesa mucho más generar adaptaciones neuromusculares. 
El objetivo es conseguir estímulos de fuerza aplicando ejercicios generales con formas jugadas, divertidos y con retos motrices. Sobre los 7-8 años parece evidente la existencia de una fase sensible, en los que los estímulos de fuerza rápida y fuerza resistencia pueden tener un importante efecto positivo en el niño los ejercicios deben estar basados en movimientos naturales como empujar, correr y traccionar. Estos patrones motrices naturales aumentan la capacidad funcional de los grupos musculares extensores, optimizando una correcta postura y actitud corporal. Debemos tener en cuenta que estas edades son muy delicadas, ya que los tejidos conjuntivos (tendones, ligamentos y cápsulas articulares) y las estructuras óseo-articulares son muy plásticas y débiles porque todavía no están formadas definitivamente, por lo que debemos evitar aplicar grandes cargas. 

A partir de los 12-13 años se produce un aumento de fuerza que se debe a la coordinación intramuscular y al crecimiento fisiológico. Es el momento para incluir pequeñas sobrecargas en forma de juegos de fuerza, lucha y circuitos con estaciones trabajando con el propio peso corporal y lanzamientos, incluir también multisaltos y métodos interválicos. 

¿Puedo salir a correr con mi hijo? 

El desarrollo de la capacidad aeróbica influye de forma positiva en el sistema cardiovascular y control del peso en los niños. Sin embargo, los niños aceptan mucho mejor el trabajo interválico o anaeróbico, que el aeróbico continuo a una intensidad baja (el que realizamos cuando hacemos un trote continuo). Si observamos jugar a los niños, nunca corren de forma continua y mantenida, sino que lo hacen de forma explosiva, se fatigan y vuelven de nuevo. Los esfuerzos cardiovasculares de corta duración y alta intensidad, resultan naturales para los niños, a esto hay que sumarle que su recuperación cardiaca se ve favorecida por una baja secreción de catecolaminas ante cualquier esfuerzo. 

Por tanto, la forma natural de mejorar su forma cardiovascular es a través de juegos que contemplen variaciones de la intensidad y no incluir carreras continuas de carácter aeróbico ligero como se suele plantear en los adultos. 

¿Qué hago si mi hijo es un poco "torpón"? 

Durante la fase de crecimiento, niños y adolescentes presentan alteraciones temporales ya que las extremidades se desarrollan de forma no sincrónica y existen pequeñas diferencias entre los dos hemicuerpos con dismetrías que se van equilibrando durante la etapa de crecimiento. En ocasiones, las articulaciones y columna se presentan desalineadas, aparecen ligeras escoliosis que por norma general se corrigen y solucionar por sí mismas, eso sí, siempre y cuando no se adopten patrones posturales incorrectos como transportar la mochila de modo inadecuado o con peso excesivo, sentarse en malas posturas o llevar una vida sedentaria. 

Estos pequeños desajustes posturales y antropométricos temporales que aparecen durante la fase de crecimiento generan desajustes en el control postural, coordinación y flexibilidad. Por esta razón, muchos niños y adolescentes experimentan fases de torpeza motriz, baja agilidad o destreza y limitaciones en su movilidad articular. La actividad física resulta necesaria e importante, debe estar presente en estas etapas ya que es la mejor vía para volver a regular las diferencias experimentadas y volver a conseguir, y sobre todo elevar, la competencia motriz. 

¿Pueden los niños tomar batidos deportivos? 

Pues a priori, sí. Los batidos no son más que macronutrientes, así que su organismo también se beneficiará de los aportes de carbohidratos y proteínas de alto valor biológico. Desde mi punto de vista, es mucho más equilibrado nutricionalmente un batido de carbohidratos y proteínas, que desde luego mucho de los batidos comerciales, refrescos y bollería orientada al público infantil. Sí debemos tener presente que hay muchos tipos de batidos para deportistas. Desde los orientados a conseguir masa muscular o quemar grasa, hasta los que tienen una función de favorecer la recuperación. Es en este último caso, es donde sin duda muchos niños y adolescentes pueden beneficiarse de su efecto ergogénico. 

Una bebida con hidratos de carbono compuestos por maltodextrinas y algunas cantidades de proteínas de elevado valor biológico, como las procedentes del suero lácteo, representan una excelente bebida postejercicio para cualquier niño después de su intensa actividad física. Debemos pensar que una bebida isotónica ya es un suplemento, contiene maltodextrina y sales minerales. Cualquiera de estos suplementos será mejor opción que algunos de los preparados para beber orientados a los niños, cargados de azúcar. Las bebidas de frutas naturales, yogures líquidos y barritas de cereales, también representan una forma natural de alimentos que favorecen la recuperación después de cualquier actividad física vigorosa. 

¿Los niños pueden hacer abdominales? 

Lo primero es distinguir entre un trabajo funcional del abdomen y los famosos encogimientos abdominales que se han empleado hasta hace pocos años para entrenar esa musculatura. Es muy recomendable que los niños refuercen su zona del tronco con ejercicios de estabilización, sin embargo, esto no significa que deban realizar ejercicios tradicionales de abdominales con los clásicos "crunch" tumbados en el suelo. En nuestros niños, cobra mucha más importancia el concepto de core, es decir, el de disponer de una zona media estable y con buena forma muscular, que además de ser capaz de soportar sus actividades físicas y vele por la salud articular de su espalda baja, que cada vez se encuentra más comprometida por malas posturas y hábitos cotidianos. 

Los músculos abdominales trabajan de una forma mucho más funcional con situaciones de empuje, tracción y desestabilización, así que una forma de trabajar esta importante musculatura es estimularle con medios que generan inestabilidad como el fitball y el bosu, medios materiales que les resultan muy atractivos y motivantes. Simples juegos de tumbarse, balancearse, desplazarse, etc. serán suficientes para generar situaciones que hagan participar a todo el core sin necesidad de que el niño haga interminables y aburridas repeticiones en el suelo. 

¿Deberían mis hijos practicar más de un deporte? 

Muchos padres desean ver a sus hijos como grandes deportistas, y muchos de los hijos destacan en una determinada especialidad deportiva, pero debemos tener en cuenta que la especialización limita el desarrollo de otras habilidades y condiciones físicas. Mi consejo es que seamos capaces de desarrollar atletas completos y no deportistas especializados, debemos estimular a nuestros hijos a que participen en multitud de actividades deportivas, en las que además de los beneficios físicos, obtendrán otras ventajas a nivel social y psicológico. Estos son algunos de los objetivos que todo padre debe intentar conseguir en lo que respecta a la actividad deportiva de sus hijos: 

1. Intenta hacerle cumplir su sueño deportivo y no el que nos gustaría a los padres. Hay niños que demuestran un talento natural para actividades rítmicas, coordinación motriz, habilidades con balón o lanzamiento, permítele experimentar todas las posibles y no solo la que a ti te gustaría. 
2. Transmítele los valores del deporte: compañerismo, superación, trabajo en equipo, honestidad, juego limpio… son valores que moldearán su personalidad en un futuro. No le des importancia al resultado final y sí a las cosas que aprende tu hijo por el camino. 
3. Su actividad física debe divertirle y motivarle, si no es así, el proceso de aprendizaje se verá limitado. 
4. Como padres tenemos la responsabilidad de ofrecerle un feedback a nuestros hijos, pero asegúrate de ofrecerle tantos refuerzos positivos como negativos, un exceso de crítica negativa le desmotivará. Termina siempre con un balance positivo de sus acciones. http://www.sportlife.es/ninos/articulo/fitneskids-dudas-deportivas-padres-tenemos/pagina/2

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