viernes, 14 de marzo de 2014

ANALGÉSICOS

¿Qué es un analgésico? ¿Por qué de su toma se sigue, a veces, el alivio del dolor? ¿Por qué su efecto es tan variable? Un antibiótico ayuda al organismo a matar a los gérmenes que destruyen los tejidos. El analgésico no ayuda al organismo a proteger los tejidos, No mata a ningún factor peligroso. Se limita a modificar las señales que se generan en los tejidos cuando estos están en apuros. Lo que mata el analgésico es la información sobre el proceso. Habría que hablar, en propiedad, del “efecto analgésico”: una modificación del dolor tras una acción, farmacológica o de otro tipo, a la que sigue un alivio del dolor. El dolor es la expresión de la evaluación cerebral de amenaza, allí donde duele. Una acción analgésica es aquella que modifica a la baja dicha evaluación. 

El dolor es una opinión cerebral, dice Ramachandran. Si algo modifica el dolor lo consigue por un cambio en la opinion. Con el efecto analgésico calmamos al individuo pero previamente hemos tranquilizado al cerebro, haciéndole creer que el peligro ha disminuído. En realidad el efecto analgésico es un efecto creencia. Por ello es tan variable entre los individuos o en distintos momentos en el mismo individuo. El efecto placebo tambien es un efecto creencia. Las expectativas mandan tanto con el placebo como con el “analgésico”. Una capsula vacía puede generar un efecto analgésico. Un opiáceo puede no generar ninguno. Un anestésico local bloquea el paso de información de los tejidos al cerebro. No hay dolor porque el cerebro no tiene noticia de lo que sucede. 

La morfina genera efecto analgésico porque obstruye el tráfico de información en la médula. El efecto analgésico es un efecto engaño. Hacemos creer al cerebro que no pasa nada o que pasa menos de lo que piensa. Si el cerebro cree que se necesita un calmante no reducirá la proyección de dolor hasta que entre el calmante. Es un efecto de expectativa. Para el individuo lo importante es el efecto. Lo de menos es lo que realmente sucede. Ese es el problema. En una cuestión de opiniones es fundamental ocuparse de lo que se cree y da por cierto. Si hay valoración de amenaza y, realmente, no la hay, lo importante es eliminar esa valoración errónea no potenciar el error y mantener la exigencia cerebral de la toma del analgésico. - Todo esto es muy retorcido y confuso. Si no tomo el calmante no se va el dolor. 

Eso es lo que importa. El efecto analgésico es una trampa, engañosa en el corto plazo, adictiva. Engañar al cerebro ocasionalmente no tiene demasiadas consecuencias. Mantener y potenciar el engaño con frecuencia lleva a la adicción a compuestos tóxicos y a la cronificación del dolor, es decir, del error de valoración, de la creencia. Si hay daño relevante, el dolor informa al individuo y protege la zona dañada. Podemos actuar sobre el daño con una terapia eficaz y evitar el dolor por ser innecesario. Cuando no hay daño relevante, el dolor es la expresión de un error. No hay que ocuparse de él sino del error que lo genera. La Pedagogía trabaja con esa intención y consigue buenos resultados. - ¿Así sólo, hablando? Claro. http://arturogoicoechea.wordpress.com/2013/12/09/el-efecto-analgesico/

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